viernes, 23 de abril de 2010

MAYORES DE 70 PUEDEN SER DESPEDIDOS SIN INDEMNIZACIÓN

Fallo de la Corte Suprema señala que pacto entre trabajadores y empleadores para continuar relación laboral solo puede terminar por la decisión del empleador. El veredicto podría afectar otro tipo de pactos, señala el laboralista Javier Dolorier.

¿Cuál fue el caso que dio origen a la sentencia?

La demanda fue interpuesta por un trabajador que a los 74 años fue despedido por su empleador por la causal de "jubilación obligatoria y automática", prevista en el artículo 21 de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral (en lo sucesivo LPCL).

¿Qué establece el artículo 21 de la LPCL?
El artículo prevé que la jubilación es obligatoria y automática si el trabajador cumple 70 años de edad, salvo pacto en contrario. De esto se infiere que en esta oportunidad, y solo en esta, el empleador puede cesar al trabajador sin pagarle una indemnización por despido arbitrario. 

¿Qué ha establecido la Corte Suprema?
La Sala de Derecho Constitucional  y Social Permanente de la Corte Suprema de Justicia, mediante la sentencia de Casación 2501¬2009-ICA (15.01.2010), ha señalado que si bien existió un pacto tácito para proseguir con la relación laboral, que permitió al trabajador prestar servicios hasta los 74 años, el pacto en contrario que establece la ley puede ser revocado en cualquier momento, unilateral e inconsultamente por el empleador.

¿Qué otro argumento usa la Corte?
Precisa en la sentencia que "la extinción de la relación laboral obedeció a un motivo contemplado en el ordenamiento legal; esto es que el trabajador tenía más de 70 años de edad, ya que la jubilación a esa edad es obligatoria y automática".
El artículo 21 de la LPCL señala que "la jubilación es obligatoria y automática en caso el trabajador cumpla 70 años de edad (.. .)", pero la Sala leyó que "la jubilación es obligatoria y automática en caso el trabajador tenga 70 años o más años de edad”.

¿Cuáles son los antecedentes del caso?
El caso se inició cuando un trabajador de 61 años fue contratado para ocupar el cargo de gerente general en una empresa privada.
El vínculo laboral se mantuvo hasta cuando cumplió 74 años. Cuatro años después de haber cumplido los requisitos que llevarían al empleador a extinguir el vínculo laboral por jubilación obligatoria y automática, la empresa le comunicó la decisión de resolver el vínculo laboral con base en el tercer párrafo del artículo 21 de la LPCL.

¿Es necesario que el pacto en contrario sea por escrito?
El tercer párrafo del artículo 21 no exige declaración expresa. El jurista Carlos Blancas Bustamante precisa que "el pacto en sentido contrario a la jubilación obligatoria es admitido por la LPCL (art. 21), debiendo entenderse que puede provenir del convenio individual, de la convención colectiva de trabajo o del acuerdo tácito entre las partes, siempre que el empleador no haga efectivo el cese del trabajador".

¿Qué pasó entonces en el caso?
En el caso, el empleador, a pesar de que conocía que el trabajador en el año 2002 cumplió 70 años y que podía hacer valer el mecanismo de jubilación obligatoria y automática. Continuó requiriendo sus servicios incluso 4 años después por lo que resultaba evidente el pacto en contrario implícito de continuar con la relación laboral.

Entonces ¿Cómo se debe considerar el despido realizado?
El empleador incurrió en despido arbitrario porque a pesar de haberse configurado el pacto en contrario que prevé la norma, la empresa, sin invocar causa justa de despido, procedió a extinguir la relación laboral unilateralmente.

¿Cuál debería ser la interpretación del artículo 21?
Una interpretación correcta del tercer párrafo del artículo 21 de la LPCL es la siguiente: el empleador puede extinguir el contrato de trabajo cuando un trabajador cumple 70 años de edad, en aplicación de la jubilación obligatoria y automática. Al no optar por esta causa de extinción en su oportunidad, opera el pacto en contrario por una aceptación implícita de las partes de continuar con la relación laboral.

¿Y en el caso?
En este caso existió un acuerdo tácito entre las partes pues la demandada no hizo efectivo el cese del trabajador cuando había cumplido 70 años, edad de jubilación automática y obligatoria.

¿Qué implicancias puede tener el fallo?
Esta sentencia constituye un precedente que genera desprotección de los trabajadores  con 70 o más años de edad. Para la Corte Suprema, el empleador puede extinguir válidamente la relación laboral con un trabajador por encima de esa edad sin estar obligado a indemnizarlo, pudiendo aplicar la decisión a los trabajadores contratados antes de cumplir 70 años de edad y que superen esta o para aquellos trabajadores mayores de 70 años que fueran contratados para prestar labores subordinadas sin importar el puesto de trabajo, es decir, que sean o no de confianza.

(En: Diario Gestion, 23 de abril de 2010. Pag. 28)

POR FREDY COPARI

jueves, 15 de abril de 2010

REGLAMENTAN “BANCARIZACIÓN DE SUELDOS” EN PERÚ. (DECRETO SUPREMO Nº 003-2010-TR)

También podrán optar por el pago de manera directa por su empleador. La injerencia de la empresa en la decisión se considerará infracción.

Los trabajadores tendrán derecho a elegir que el empleador le pague su remuneración directamente o vía el sistema financiero, y de ser así, determinar mediante qué empresa financiera se le pagará, gracias al decreto supremo firmado ayer por el presidente de la República, Alan García Pérez.

El referido decreto fue aprobado previamente por el Consejo de Ministros y su texto modifica el Decreto Supremo N° 001-98-TR, que establece las normas reglamentarias relacionadas con la obligación de los empleadores de llevar planillas de pago.

La norma precisa que si se elige el pago mediante terceros, al inicio de la relación laboral, el trabajador tendrá diez días para comunicar a su empleador el nombre de la empresa del sistema financiero que eligió para que le depositen sus remuneraciones y de ser el caso, el número de la cuenta.

Si el plazo se vence sin que el trabajador haya comunicado su elección, el empleador podrá realizar los depósitos en cualquier empresa del sistema financiero donde se ubique el centro laboral en que presta servicios.

Asimismo, durante la vigencia de la relación laboral, los trabajadores podrán comunicar al empleador, dentro de los diez primeros días hábiles del mes, el cambio de la empresa del sistema financiero que eligió para que le depositen sus remuneraciones.

Más de un millón 200 mil

La ministra de Trabajo y Promoción del Empleo, Manuela García, afirmó que esta medida beneficiará a un millón 252 mil 637 empleados del sector privado formales.

Los que reciben sus remuneraciones por intermedio de cuentas bancarias representan el 58% de los trabajadores registrados en las planillas electrónicas a junio de 2009.

Advirtió que se aplicarán multas hasta de 72 mil nuevos soles a aquellos empleadores que restrinjan el derecho de sus empleados a elegir la entidad financiera en la que prefieren que se les deposite sus haberes.

“Esta infracción laboral es considerada muy grave, y por tanto se castigará con sanciones económicas altas, de acuerdo con el número de trabajadores afectados”, sentenció.

Detalles

1.- La norma aclara, además, que cualquier otro acto de injerencia por parte del empleador en la libre elección del trabajador, será una infracción muy grave sancionable por la inspección del Trabajo.

2.- El texto del decreto refiere también que el pago se acredita con la boleta firmada por el trabajador o con la constancia respectiva, cuando el pago se haga mediante terceros, sin perjuicio de la entrega de la boleta correspondiente dentro del plazo fijado.

Fuente: Diario El Peruano Pág. 7

Por: FREDY COPARI

jueves, 8 de abril de 2010

LEY NRO. 29518: LEY QUE ESTABLECE MEDIDAS PARA PROMOVER LA FORMALIZACIÓN DEL TRANSPORTE PÚBLICO INTERPROVINCIAL DE PASAJEROS Y DE CARGA

Materia

:

Tributaria

Base Legal

:

Ley Nro. 29518

Fecha de Publicación

:

08 de abril de 2010

Fecha de Vigencia

:

09 de abril de 2010

Por medio de la presente norma se otorga a los transportistas que presten el servicio de transporte terrestre público interprovincial de pasajeros o el servicio de transporte público terrestre de carga, por el plazo de tres (3) años, contados a partir de la vigencia del reglamento de la presente Ley, el beneficio de devolución por el equivalente al treinta por ciento (30%) del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) que forme parte del precio de venta del petróleo diésel.

La devolución se efectuara en función de los galones de petróleo diésel adquiridos por el transportista que preste el servicio de transporte terrestre público interprovincial de pasajeros o el servicio de transporte público terrestre de carga, al productor, distribuidor mayorista o establecimiento de venta al público de combustibles, según corresponda, que sean contribuyentes generadores de rentas de tercera categoria para efecto del Impuesto a la Renta y sujetos obligados al pago del Impuesto General a las Ventas (IGV) e Impuesto de Promoción Municipal (IPM) por la venta de los citados productos.

Cabe anotar que el transportista debe solicitar a la Sunat, en la forma y plazos que ésta establezca, la devolución del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC). La devolución se efectuara mediante Notas de Créditos Negociables.

(En: Diario Oficial El Peruano, 08 de abril de 2010, separata de normas legales, pág. 416773)

www.portaltributario.com.pe

POR: FREDY COPARI

lunes, 5 de abril de 2010

A CASI 11 AÑOS DE LA MARCHA DE LOS CUATRO SUYOS…


Hoy desperté algo más tarde de lo usual, el velo desprevenido de aquellos sueños ignotos cubrieron mi noche y la extendieron hasta el amanecer de hoy, 28 de julio del 2008, tal prórroga inesperada no podía estar ajena a la complicada y algo menoscabada pluma que ilustra mis palabras con aquel tinte que fluye de lo más recóndito de mi corazón. Por eso hoy escribo luego de un inusual sueño, trasladándome hace ya 8 años y comparto con ustedes una singular pero muy añorada experiencia que viví allí por mis años jóvenes, la relato como si el tiempo hubiera retrocedido y hoy nuestros viejos calendarios marcaran el 23 de julio del 2000.

Comparto esta vez, alejado de cualquier temor subrepticio motivado por distintos hechos que al término del presente artículo comprenderán, una historia digna de contarse pues marcó el derrotero de un frustrado gobierno espurio que pretendió encasillarse por un quinquenio más, orientado a seguir ultrajando a aquel País que desinteresadamente cobija mi existencia.

Estudiaba, por las noches, en la Universidad Nacional de Tacna Contabilidad mi ya mediana carrera, a su vez estudiaba, por las mañanas, Computación e Informática en el Instituto "Vigil", mi singular precocidad académica no presentía siquiera lo que me iba a suceder en los siguientes días.

En nuestra circunspecta Televisión se presentaban programas tales como "Laura en América", "Dragón Ball", entre otros, cuyo fin no era otro sino el de adormecer aquellos corazones de los peruanos que inconscientemente no estábamos de acuerdo a los diversos aspectos de índole político que atentaban contra la democracia, si, aquella preciada palabra que pregona el gobierno, con respeto, de las mayorías para cualquier país que se precia de ser "civilizado". Confieso que era en esos momentos uno más adormitado por estos programas, no veía la hora de verlos, perderme un programa era algo grave, sentía como si algo faltara en mi vida, tan pocos valores tenía en ese momento que se sonroja mi rostro y trata de ocultarse ahora mismo que escribo estas líneas.

Llamó mi atención un docente que dictaba cátedra en Administración – llamado coincidentemente Fredy – y que infructuosamente trataba de ilustrarnos la realidad política que cruelmente azotaba a nuestro País, confieso que muchas veces trataba de llegar lo más tarde posible a su curso con la ignominiosa esperanza de que ya hubiera terminado su tan gastada prédica política.

Mi hermana, política por naturaleza, andaba demasiado entrometida en actividades "pro-fondos" para un extraño viaje a la ciudad de Lima, me acostumbró a que todos los domingos o era "picantada", "pollada" o quizá "parrillada" el que constituyera mi menú principal, los tickets iban y venían con una rarísima agilidad, mi neófita conciencia empresarial fantaseó con que dichas actividades constituían negocios altamente rentables, pues demanda existía.

Sin embargo hoy salí del Instituto y al llegar a mi casa curiosa soledad encontré, sólo una nota: "Fredy, baja a la plaza Quiñones que tenemos la última picantada". La intriga y el misterio abarrotaron mi resguardado corazón - ¿De repente ya no hay demanda por picantadas, polladas y parrilladas? ¿la última picantada? - , bajé presuroso pues de pan no solamente vive el hombre y al llegar me encontré con gran parte de mi familia y numerosos personajes tan ajenos y a la vez tan dignos de confianza para mí. Todos estaban sudorosos ocupados sirviendo la comida, atendiendo a los comensales quienes como yo llegábamos con un buen apetito, me sorprendió el ver a una persona que al cobrar repetía: "El plato está 3 soles, pero 1 sol más será bienvenido. Hermanos necesitamos su ayuda aun con diez céntimos, háganlo por el Perú", por un segundo dejé descubierta mi verdadera forma de ser, aquella que oculto desde niño y hasta ahora mismo, un frio intenso recorrió mi corazón al ver a una mujer, maquillada y adornada con la pobreza que sólo en un distrito – cono – o asentamiento humano puedes encontrar, casi arrastrándose muy cansada iba hacia esa voz, un extraño ímpetu la impulsaba - ¿Qué podría ser ello? – y entregó veinte céntimos a aquel hombre que hace poco cobraba el plato de picante y pedía cualquier colaboración, éste, medianamente adinerado por su misma fisonomía, derrumbóse en lágrimas y la abrazó como si fuera el adiós final, no dudó siquiera en que sus finas ropas se traspapelaran con aquellos pobres harapos que vestía la humilde mujer.

Entendí entonces que algo no estaba bien, algo siniestro sucedía en nuestro País, de repente se apaga la música, mi plato está a medio terminar, nos alertan a todos que debemos irnos, recogen presurosos todo, me sumo a ellos casi inconscientemente y es allí donde los veo venir, hombres verduzcos y arbóreos trotando blandiendo escopetas y disparando, no veía nada, nadie caía, todos corrían y yo estaba inmóvil hasta que alguien me dice ¡cuidado, mira arriba!, levanto la vista y diviso una lluvia de extrañas "piedras" de forma cilíndrica que al caer destilaban un aire insoportable – bombas lacrimógenas -, a la carrera logro ponerme a buen recaudo, lo siento humilde señora, en el alboroto dejé caer cincuenta céntimos, sé que hubieras preferido que lo de al mismo señor al cual tu ya habías entregado, lo que allí representaba todo tu patrimonio, lamento decepcionarte, sé que no lloras por mí, pues tus lágrimas son consecuencia del gas lacrimógeno, pero así lo siento, tengo tanta rabia por esto.

Ya pasaron 2 días desde aquel singular episodio, estamos ya 25 de julio del 2000, ya es un "refrito" el escuchar que Alberto Fujimori ha ganado las elecciones presidenciales frente a un Alejandro Toledo que aun no entiende lo sucedido, comparto su estupor, es como si en un partido de fútbol estuvieras ganando 3 a 0 y luego, en 1 minuto – del flash electoral – te den vuelta al partido y te ganen 6 a 3. Estamos almorzando tranquilamente en familia cuando mi hermana le dice a mi padre: "viajaré a Lima, saldremos más de 4 buses lleno de partidarios, iremos a la Marcha de los 4 suyos, no se preocupen por mi salgo hoy día a las 8 de la noche, el chino no pasará", un silencio sepulcral invade de pronto nuestra mesa, mi padre, quizá recordando sus épocas de joven rebelde, sólo atina a darle apoyo a mi hermana, le reprocha que alguien debía al menos acompañarla. Impulsado por una fuerza mística y desconocida no dudo en levantar mi voz y decirle que yo iría, con mis recién cumplidos 18 años no titubeé en viajar, no te volveré a decepcionar humilde señora, estaré presente en la gran Marcha de los 4 Suyos.

Alguien dijo que existen momentos en la historia de los países en que un misterioso arrebato libertario las lleva a construir grandes hazañas colectivas contra la opresión y dictadura, son momentos únicos inequívocos que marcan un antes y un después en la evolución no sólo de un país, sino de cada una de las personas que viven dicho momento. Hoy al subir al bus que me llevará a Lima, puedo sentir esos momentos, de repente las masas cobran conciencia, fuerza e inusitada dosis de coraje y lucidez que no se detienen hasta tumbar gobiernos espurios como el que pretende apoderarse ahora de nuestro querido Perú. Estas masas nacen como en un viaje infinito hacia la partícula, de muchos esfuerzos grandes detrás de los cuales están otros más pequeños, y así hasta llegar al individuo. El individuo, alguien como tú, como él, como ella o como yo, en aquellos momentos, es el héroe civil de esa gesta colectiva, un héroe anónimo que no busca reconocimientos o pago alguno y que sólo verá recompensada su lucha con la ansiada libertad, con la vuelta a la democracia tan extrañada por estos días, desterrada por Fujimori, Montesinos y compañía.

En esos momentos de despertar de la conciencia, las relaciones humanas sufren una metamorfosis poco menos que espiritual, y la solidaridad, la fraternidad y la camaradería barren fronteras personales, políticas o ideológicas en aras de un objetivo común – "Recuperar la democracia" -, estando ahora en el bus compruebo que no hay diferencias de ningún tipo entre las personas, que todos somos iguales e importantes para un País, que Costa, Sierra y Selva hoy se dicen "Adelante hermano" estrechándose en un fraternal y sincero abrazo. Este despertar de la conciencia es una fuerza destructora sólo en la medida en que supera un anacrónico orden, pero esencialmente constructiva en que sienta las bases de un gran renacimiento de toda la sociedad. Se configura una sorprendente recomposición social, política y hasta cultural que resulta de las grandes hazañas colectivas de ciudadanos de a pie, a manera de exégesis se diría que el Perú nace a partir de ahora en la unión de toda su gente, hoy la esperanza recupera un lugar que nunca tuvo que perder, encuentro un superficial acercamiento a mi primer ideal: "La lucha por la libertad y la democracia", espero ansioso la hora de partida, nos vamos solos, nadie nos despide más que nuestros familiares, no hay prensa, ellos permanecen ocultos en alguna ratonera, obesos del dinero recibido fruto de la corrupción que aletarga al Perú.

Lo que ocurre hoy, aquí en el Bus, en Tacna y en todo el Perú es uno de esos arrebatos de libertad que rara vez asaltan la imaginación de un número masivo de ciudadanos y que se incrustan en la historia de un país porque se sabe marcarán un antes y un después en su propia historia. Hasta hace unos años, los innúmeros golpes de Estado en el Perú se resolvían con una conversación de "bar" entre generales en la que contaban las fuerzas respectivas: el que tenía un tanque más se quedaba con el mando; o se producía un levantamiento popular no numeroso pero sí ardiente en Arequipa y el gobierno de Lima caía. Esto ya no sucederá, no podría suceder, son otros tiempos, no siempre permaneceremos obnubilados, a partir de ahora, este país ha cambiado su forma de derrotar gobiernos ilegítimos: "la resistencia civil". ¿Y cuál es la filosofía de eso que llamamos resistencia civil? Consiste en el despertar de la ciudadanía a una nueva forma de relación con el poder y las instituciones. Los ciudadanos colocan sus derechos a partir de ese momento por encima de la voluntad del gobernante y, llamados por la conciencia de sí mismos y la indignación moral, se movilizan en una gran gesta cívica para forzar la salida del poder de quienes lo usurpan. En ese instante se ha acabado el miedo, es ahora cuando el destino de un país está llamado a enderezarse y retomar aquel camino que nunca tuvo que abandonar.

En los distritos, conos, centros poblados y asentamientos humanos, donde viven en condiciones de extrema pobreza millones de personas, las madres organizan cocinas de la resistencia para alimentar a los soldados de la democracia. En las organizaciones de base, los jóvenes preparamos máscaras cortando botellas de plástico para protegernos los pulmones contra gases vomitivos, diarreicos y lacrimógenos que sabemos nos esperan cual atmósfera de un país totalmente atrapado y oprimido por asnos enriquecidos que detentan un falso poder. Las universidades organizan contingentes civiles y ayudan a otros peruanos mediante la voz humana, el boca a boca o las asambleas, a romper el cerco informativo en un país en el que los medios de comunicación, como todas las instituciones, son el servicio higiénico, letrina putrefacta, del servicio de inteligencia dominado por el siniestro Montesinos. En las empresas los trabajadores coordinan con otros los puntos de concentración y las mejores vías de acceso a los lugares simbólicos de la ciudad en Lima, los empresarios están algo tímidos, pues se arriesgan a perderlo todo, acaso no entienden que es mucho peor perder la dignidad humana. Los artistas, los intelectuales ponen su única arma, la imaginación, a disposición de la resistencia y multiplican iniciativas como el lavado de la bandera en las barbas del Palacio de Gobierno, el minuto de la resistencia, las caravanas, el Muro de la Vergüenza contra los tránsfugas que Fujimori ha sumado mediante sobornos a su bancada para urdir la mayoría parlamentaria que no le dieron las urnas. Las actrices salen a las calles a animar a otros ciudadanos, el desnudo artístico campea libre y orgulloso en las calles, desnudo porque carece del vestido de la opresión, porque este despertar de la conciencia ciudadana tiene mucho que ver con el contagio y el ejemplo. Madres pobrísimas donan céntimos de un sol o cinco soles, porque con muchos millones de monedas de céntimos de un sol o cinco soles se pueden hacer muchas cosas por la libertad y la democracia. La ciudad se llena de color e imaginación, y ya se oyen en la tierra los pasos de quienes llegamos bajando desde los 4 suyos. En Lima presienten que los buses, barcos, combis, bicicletas, y cualquier otro medio posible para desplazarse empiezan ya a partir trasladando a los soldados de la democracia, armados sólo de cañones cuya únicas balas son los ideales de libertad, respeto y democracia. La resistencia civil de Lima se prepara a recibirnos en medio de un precioso espectáculo donde la creatividad e imaginación la ponen los artistas y donde la intelectualidad y fuerza es puesta de manifiesta por los estudiantes de las Universidades.

Ya estamos de noche, el bus al fin ha logrado partir, nos despiden y no puedo evitar aquella comezón libertaria en mi corazón , vamos ya media hora viajando, algo nerviosos; de pronto nos ponemos a reír y fantasear sobre cómo nos irá en este épico viaje hacia Lima, la Marcha de los 4 Suyos ya empezó, llegamos a Camiara y nos interviene la Policía, nos dicen que el Bus no tiene permiso para transitar y nos regresan, pese a nuestras protestas, a Tacna, nos comunicamos en el camino con Tacna, donde quedaron algunos dirigentes, agradezco aquí al ya extinto Henry Rondinel Cornejo, pues su Radio Uno fue el único medio de comunicación que nos dio apoyo, estuvieron allí cuando la policía nos regresó y trajeron de las orejas al fiscal de Tacna, sólo en ese momento nos dejaron partir no sin antes quitarnos nuestras banderolas que tan diligentemente habíamos preparado. No importa seguimos hacia nuestro ideal y nadie podrá detenernos.

Hace pocos días, en Iquitos, una embarcación de pobladores de la selva, "El Campeón", zarpó rumbo a Pucallpa por el río Ucayali, desde donde debían seguir por tierra hasta Lima; como desde otros lugares -desde los distintos suyos, empezando por Cuzco, desde luego-, todos los días salen autobuses, camiones, autos y hasta bicicletas cargadas de gente en marcha hacia Lima para cercar pacíficamente el Palacio de Gobierno y el Congreso y expresar así el repudio a una toma de posesión de Fujimori a la que no viene prácticamente un solo jefe de Estado o de Gobierno del mundo. En Tacna al partir ya sufrimos los embistes de la dictadura, la misma que ahora impide a la embarcación iquiteña atracar en los distintos puertos de la ruta, con lo que se impidió a miles de peruanos más sumarse, y en un punto, Requena, El "Campeón" fue objeto de asalto por parte de las fuerzas represivas: dos jóvenes fueron detenidos, del mismo modo que todos los días detienen a alguien – práctica común en nuestro país -, por lo general estudiante, porque el gobierno intuye bien que, como en todos los ejemplos antes mencionados, ellos son el alma y la vanguardia de la movilización ciudadana, un factor catalizador de otros agentes sociales. Los jóvenes somos apresados, interrogados, golpeados o desaparecidos casi todos los días, y ya los trabajadores de los diversos sindicatos empiezan a sufrir represalias parecidas. En los sótanos del Servicio de Inteligencia Nacional y del Pentagonito (cuartel general del Ejército) se prepara un plan militar contra la marcha.

Ya estamos por llegar a Lima, nos han detenido a lo largo de todo el viaje con insulsas preguntas y tontas excusas, un policía nos dijo que sólo cumplían órdenes y que por favor lo entendiéramos, su esposa iba a dar a luz a su tercera hija y si no nos retenían una hora allí, lo iban a retirar dejándolo en la calle, tratamos de entenderlo, el policía era un oprimido más, el gobernante tirano debía estar temblando para extorsionar así al propio pueblo. No cabe en nosotros duda alguna, después de la información que recibimos todos los días, de que la psicología de trinchera, de fiera acorralada, que es la del régimen fujimorista, lo llevará en una primera instancia a reprimirnos. Pero ya estamos a 26 de julio, nos acercamos al gran momento de la verdad: ¿osarán los soldados y oficiales disparar contra el pueblo, es decir, contra sus madres, sus hermanos, sus esposas y sus hijos?

27 de Julio por la tarde, estoy rumbo a la plaza Bolognesi, celebramos la serenata a la Patria, espero todo continúe pacíficamente, ojalá no seamos reprimidos violentamente, ojalá las fuerzas del orden desoigan las órdenes de reprimir y permitan a un país, en movimiento hacia la libertad, expresar al mundo la grandeza y nobleza de su causa. Es a los civiles y no a los militares a quienes corresponde decidir los asuntos políticos e institucionales de un país, los civiles del Perú no deben ser el enemigo a vencer, como si de Sendero Luminoso, el terrorismo cuyos métodos este régimen copió, se tratase, nosotros representamos la democracia, ojalá tengan la dignidad y aplomo necesario. Estamos en plena marcha hacia la plaza Bolognesi y siniestros personajes me entregan un apócrifo volante, veo que a muchos también les entregan lo mismo, son millones de volantes que ha distribuido por todo el país Vladimiro Montesinos, con la cara de Toledo bajo la hoz y el martillo al lado de proclamas terroristas de Sendero Luminoso, ¿acaso piensa que los peruanos seguimos adormecidos y que no podemos darnos cuenta de lo que pretende este régimen?

La cálida noche limeña nos empieza a cobijar y la plaza Bolognesi es un hervidero de gente, sólo distingo prensa internacional quienes nos toman fotos y nos entrevistan, "cuéntele a todo el mundo que pasa en el Perú, nos están robando nuestra libertad" alcancé a decir a un reportero, de repente se inicia la serenata a la patria, cual ceremonia patriota entonamos las notas sagradas de nuestro himno nacional, que distinto es cantar el himno, sentir su letra y entenderla. Paralelamente en otro lugar del centro de Lima y cercado por policías celebra su apócrifo cumpleaños aquel japonés que pretende encasillarse en el poder, existe una sorprendente cobertura de tal celebración, en la televisión abierta peruana todos la transmiten en simultáneo, a donde llega la bajeza moral de aquellos canales y/o periodistas que hoy pregonan valores que ellos nunca practicaron.

Diversas personalidades de la oposición, encabezadas por Alejandro Toledo, dirigen sendos discursos en aquel mitin de serenata por la patria, una inocente niña nos toma el juramento por la bandera y así lo hacemos con un fervoroso grito que retumba hasta las mas oscuras oficinas del dictador japonés, el ya extinto Fernando Belaunde proclama uno de los mas sentidos discursos, la sabiduría que se desprenden de sus palabras son enriquecedoras, me permito citar algunas: "Hoy estamos reunidos los peruanos de todas las razas, no hay diferencias entre nosotros, todos somos hermanos, nunca dejemos que nos roben la democracia pues nos ha costado mucho el obtenerla, aquellos que pretenden implantar una dictadura serán juzgados por la historia, de pronto se interrumpen sus palabras por lágrimas emotivas y resuena el canto de la democracia: "Y va a caer, y va caer, la dictadura va caer".

Son ya las 4 de la mañana del 28 de julio del año 2000, retornamos a descansar pues al amanecer estaremos rumbo al congreso a expresar el repudio de un pueblo peruano contra el dictador Fujimori y compañía. Amanece y veo que soy el último en despertar, de repente en otro ambiente veo que sirven el desayuno y en otro preparan artesanales máscaras anti-gas lacrimógeno, cortan diversos envases de plástico para darles la forma adecuada. Desayunamos y salimos desde Surquillo rumbo al congreso, son ya las 10 de la mañana, llegamos a las cercanías del congreso y vemos la fiereza de los policías al reprimir a los manifestantes, pronto llega la represión a donde me encuentro y empieza allí la masacre, capturan manifestantes y los desaparecen en medio del tumulto policial.

Bajamos por la calle Lampa contra la corriente de manifestantes que escapan de los gases con los ojos llenos de lágrimas. Veo a una mujer en silla de ruedas escapando presurosamente mientras trata de frotarse la cara con vinagre. La policía ha acordonado el edificio del Congreso y la Plaza Mayor, donde está ubicado el Palacio Presidencial, y están repeliendo todos los intentos de acercamiento con lanzamientos de gases lacrimógenos y cañones de agua. Más adelante están las nubes blancas de los gases, los gases lacrimógenos surcan el cielo limeño, desde helicópteros también nos atacan, la masacre es total, nuestras únicas armas débiles palos que no sirven de mucho.

Una distancia de menos de 50 metros nos separa de la policía en la calle Lampa. Cuando avanzamos por las nubes de gases, pasamos por un pila de llantas ardiendo en la calle. Estos venenosos vapores inundan mi garganta. Me pregunto para que queman llantas, un amigo me dice que el humo contrarresta los efectos de los gases. Miro por encima de mi hombro y le veo orinando sobre las llamas.

En medio de los manifestantes que están siendo repelidos con demencia policial están los observadores quienes sólo atinan a huir mezclados con la resistencia, a estas alturas muchos corren noticias que fluctúan entre lo real e irreal. Una muchacha ha recibido el impacto de una canasta de gas lacrimógeno en la cabeza. Tres personas han resultado heridas con perdigones o pelotas de goma, me dice un hombre. La policía ha matado a cinco personas, dice otro. Algunos creen que Toledo (que se puso en cabeza de la marcha con la intención de negociar con la policía) ha desaparecido en medio de golpes que le propinaron entre el tumulto policial. Después, un grupo completo estalla en aplausos entusiasmados cuando alguien anuncia que el ejército se ha levantado contra Fujimori en Arequipa. En circunstancias como esta los rumores se propagan instantáneamente.

Congresistas de la oposición, creo que Jorge del Castillo entre ellos, que todavía llevan sus bandas rojas y blancas de la inauguración, rodeados de guardaespaldas, se dirigen resueltamente hacia la acción más allá del Sheraton, dispuestos evidentemente a negociar con la policía. De repente me distraigo y me veo rodeado junto a otros quince allí en medio0 d la policía, nos disparan bombas lacrimógenas por todos lados, cuando diviso que aquel congresista corre raudamente hacia un portón semi-abierto, lo sigo a velocidad y mis amigos me siguen, desaparecemos en medio del gas y cuando me doy cuenta estoy rodeado de unas 40 personas, busco al congresista y lo veo con los ojos llorosos y una máscara anti-gas, la policía pasa por fuera pero no advierten nuestra presencia.

La policía está disparando canastas de gases lacrimógenos indiscriminadamente y directamente contra la gente. Lanzan los proyectiles desde vehículos en marcha y tejados, a veces en sentidos opuestos, lo que siembra el pánico entre los manifestantes. Un periodista de un medio internacional fue golpeado en la cabeza por una canasta disparada desde un vehículo policial en la calle Lampa y la máscara de gas que llevaba le salvó de lesiones más graves, aunque luego supe que tuvieron que extraerle esquirlas de cristal del ojo con microcirugía. Un hombre me enseña una herida en el bazo provocada por una canasta antes de que se lo lleve una ambulancia.

Salgo de la avenida Lampa a buscar a mis amigos de Tacna, no los encuentro y de repente estoy en medio de manifestantes de Chimbote, Huánuco y Lima, vamos avanzando por la avenida cuando logro ver a Toledo, con jeans y una chaqueta de cuero, quien aparece en el Paseo de la República y se dirige a una pequeño grupo de manifestantes improvisado, parece desconcertado y enfadado. Se lanzan indiscriminadamente canastas de gases lacrimógenos en esa dirección y el grupo se disuelve para reorganizarse al otro lado de la calle, donde los gases vuelven a desplazarlos, pierdo de vista a Toledo y me dirijo a otra calle.

Mis ojos se llenan de lágrimas cuando el viento empuja los gases hacia mí. Saco mi algodón impregnado de vinagre y me froto la cara con él, lo que me provoca picor de ojos. No sirve de mucho. Veo un tumulto de gente alborotada y a una ambulancia que parte frenéticamente, me entero después que la persona trasladada es Víctor Delfín, un conocido escultor y activista de derechos humanos, quien nos dijo que sólo la resistencia pacífica es el arma a utilizar.

No he visto la agresión que provocó la violenta respuesta policial. Pero mi cabeza es un hervidero de preguntas: ¿Quiénes son los violentos que han degradado tan rápidamente esta manifestación de protesta democrática? ¿Podrían ser agentes provocadores con órdenes de crear problemas para desacreditar a Toledo y "justificar" la represión? ¿O simplemente los jóvenes delincuentes que suelen adherirse a las protestas? En ambos casos, ¿tomaron las autoridades medidas razonables para hacer mantener la ley y el orden mientras se respeta el derecho a manifestarse? Recuerdo que dos días antes por Televisión, Jorge Santistevan, el Defensor del Pueblo de Perú, se quejaba en una entrevista de que la policía se había negado a entregar a él o a los manifestantes cualquier información sobre el plan policial. Si querían una marcha ordenada, ¿por qué no discutieron y acordaron una ruta? ¿Y por qué la policía no empleó la vigilancia aérea para localizar a los agresores y utilizar después escuadrones de captura para detener a los alborotadores, en lugar de esta violencia indiscriminada contra todos los presentes en el área?

Me voy alejando del Sheraton y diviso el Palacio de Justicia, las calles que lo rodean están prácticamente desiertas, a parte de los puñados de manifestantes desorientados que se recuperan de los gases lacrimógenos de los que acaban de escapar. No veo ningún cordón policial protegiendo el edificio. Se oye un tintineo de cristales rotos en la ventana de la planta baja del extremo derecho del edificio. Veo a tres o cuatro personas, al parecer muchachos, lanzando piedras contra las ventanas desde las anchas escaleras en las cuales cientos de manifestantes se habían reunido pacíficamente la noche anterior. Se rompe otra ventana en la planta superior. Puedo ver claramente a tres policías o guardias de seguridad merodeando por el tejado del edificio. Se forma una nube blanca de gases lacrimógenos cuando uno de ellos parece lanzar una granada de gases en dirección a los vándalos. Observo mientras las llamas chisporrotean tranquilamente. Los vándalos no tienen dónde ponerse a cubierto y sin embargo parecen muy relajados, no son los manifestantes sino un minúsculo grupo que alienta a la masa a seguirlos. En estos momentos el desborde es inminente, un joven sale del palacio de Justicia con un monitor de computadora y lo lanza en la calle, los primeros vehículos de la policía y los bomberos tardan 45 minutos en llegar. Salen columnas de humo blanco de las ventanas cuando los fuegos se van extinguiendo lentamente. No veo ninguna detención en las inmediaciones. Cuando llega la policía sólo quedamos los manifestantes, los vándalos hace tiempo desaparecieron.

Estoy sorprendido por la distancia aparente entre los vándalos y los manifestantes, la mayoría de los cuales siguen empeñados en acceder a las plazas donde está concentrada la policía. ¿De dónde han sacado la gasolina? Si la trajeron con ellos en botellas, llegaron con el plan de quemar edificios. Es más, parecen actuar con impunidad. A pesar de los helicópteros policiales que sobrevuelan la zona, la presencia de guardias en el tejado y la ausencia de obstáculos en las calles, la policía y los bomberos tardan mucho en llegar. Es, cuanto menos, sospechoso.

Ya son las 2 de la tarde de este singular 28 de julio, estoy ahora rumbo a la plaza Manco Capac, me dirijo con cuidado pero soy desviado de mi ruta original pues un hombre me apremia diciendo que hay un problema y le sigo. Entonces una canasta de gas lacrimógeno pasa silbando al lado de mi cabeza y otra me cae a los pies como un cohete diabólico, pienso en la suerte que me acompaña hasta ahora, de repente aquel hombre me grita y me hace gestos extrañísimos, en medio del gas alcanzo a divisar que brota sangre de su ojo izquierdo, recibió el impacto de una bomba lacrimógena directamente. A la carrera sigo escapando con otra veintena de jóvenes. Estoy ahora por el Banco de la nación que está en llamas, no veo ningún vehículo de bomberos ni equipo de extinción de incendios.

Al fin logro llegar a la plaza Manco Capac a los refugios allí instalados y que estaban resguardados por serenazgo de Lima, gracias al buen Alberto Andrade, llego a almorzar me reencuentro con gente de Tacna, pero ingrata sorpresa pues ya son las 4 de la tarde y no queda almuerzo alguno. Salimos a alguna tienda algo molestos, cuando volvemos a las carpas en la plaza se produce un macabro espectáculo, policías rodean la carpa y disparan bombas lacrimógenas por todos lados, allí donde recibían atención médica los heridos, donde descansaban las mujeres y niños, los efectivos de serenazgo han desaparecido misteriosamente, me uno a mis amigos con quienes fuimos a tratar de comer algo, tratamos de apoyar a aquellos soldados de la democracia que ahora son masacrados en la plaza Manco Capac, somos perseguidos en el acto, nos rodean en plena calle, nos lanzan bombas lacrimógenas, estoy por asfixiarme y no puedo dejar de correr, de repente ingresa a la calle un tanque que nos dispara agua, trato de no caerme, y logro escapar al refugiarme en una tienda que presurosamente estaba cerrando sus puertas.

Son ya las 6 de la tarde y bajo un crepúsculo sangriento se avecina la noche, a tan sólo unas cuadras, Lima parece completamente normal. El taxista que nos lleva de regreso a la seguridad de nuestro improvisado alojamiento, en la casa de un militante de la resistencia, allá por Surquillo nos dice que Perú nunca ha tenido un presidente decente en la memoria viva y querría haber participado en la gesta histórica que significó la Marcha de los Cuatro Suyos.

La Marcha de los Cuatro Suyos nació al calor de una manifestación pública, en boca de Alejandro Toledo, la persona a la que las circunstancias -o los apus si queremos llevar la simbología ancestral a nuevos límites- colocaron a la cabeza de esta gesta cívica. Lo suyo ya no era una candidatura ni los peruanos que se sintieron llamados a ponerse de marcha son sus militantes o correligionarios. Su liderazgo fue, antes que político, cívico y moral, y nada sustenta mejor esta afirmación que el hecho de que ahora hay aún más peruanos combatiendo por la libertad que en los días en que Fujimori y Vladimiro Montesinos robaron a Toledo la victoria que le habían dado las urnas. Recordemos ese espectáculo de fraude electoral, el más bochornoso que se recuerde por estos lares.

La Marcha de los Suyos animará la memoria de muchas generaciones de peruanos como el día que aprendimos a ser y ejercer de ciudadanos en una sociedad que una mano oscura había diseñado para zombis. Cuántos días después de la marcha empezará a derrumbarse el régimen como un castillo de naipes y los peruanos empezaremos a hacer una ejemplar transición democrática dependerá de fuerzas que no podemos prever. Sólo intuir y en su momento encauzar, pero no prever. Mejor así: la historia es más libre cuando nadie es capaz de prever del todo el destino de seres humanos.

Ya es 29 de julio por la tarde y tomo el bus que nos llevará de regreso a Tacna, cuanto extraño mi tranquila ciudad, nos vamos algo atemorizados y un extraño señor intenta incendiar el bus donde planeamos retornar, un último incidente corolario de todas las artimañas urdidas por este régimen que ve ya cercana su inminente caída. Partimos solos a Tacna, nadie nos despide, ni prensa ni simpatizantes, preferimos la discreción a exponernos a nuevos ataques, que cambiado me siento, he crecido años en pocos días, llevaremos esta experiencia y la transmitiremos a todo el que podamos, la resistencia no se acaba aquí sino recién empieza y no se detendrá hasta frenar el robo de la democracia.

De repente un sonido extraño revuela en mis oídos, me levanto y veo que son ya las 7 de la mañana del 28 de julio del 2008, extraño sueño que hizo de aquel viaje hacia Lima por el año 2000, un inmemorable recuerdo que ahora atesoro en el crisol de mi gastada vida, incluso hasta en mis sueños.